El modelo de socio, ¿tiene futuro? Nuevos usuarios de servicios náuticos
Zarpar es la plataforma que conecta a armadores y tripulantes para vivir experiencias náuticas únicas. La misión de ZARPAR es multiplicar x10 el uso de los barcos en España y fomentar la náutica social. De 15 salidas al año por barco solo en veranos, a 150 salidas todo el año.
El modelo de socio, ¿tiene futuro? Nuevos usuarios de servicios náuticos
Chimo Such, Club Náutico de Altea
Modesto Prieto, Real Club Náutico de Sanxenxo
Raimón Roca, Club Náutico de La Escala
Tres directivos de clubes del Mediterráneo compartieron sus experiencias y visiones sobre el futuro del modelo tradicional de socio náutico, ofreciendo perspectivas diversas sobre cómo adaptarse a las nuevas demandas sociales sin perder la esencia asociativa.
La apuesta del Club Náutico de Altea: el modelo híbrido
Chimo Such comenzó explicando la situación particular del Club Náutico de Altea, que lleva 25 años en precariedad concesional con autorización mensual. Esta inestabilidad, lejos de paralizarlos, les ha empujado a innovar constantemente.
La propuesta es clara: el modelo de socio tradicional sí tiene futuro, pero debe evolucionar hacia un formato híbrido. Esto implica mantener la base social estable mientras se abren nuevos canales de acceso al mar para diferentes tipos de usuarios.
El club ha identificado cinco dimensiones fundamentales en su actividad:
- Social y comunitaria: Apertura a la ciudadanía con gastronomía, cultura y conciertos
- Deportiva: Organización de regatas como las 200 Millas a 2, escuelas de vela y remo
- Ambiental: 38 años consecutivos con Bandera Azul, certificaciones ISO 9001, 14001, EMAS3
- Mercantil: Gestión profesional del puerto y de su propio restaurante
- Turística: Innovación con programas como State Sailing Point de economía circular
Una iniciativa destacada es Gastrovela, un producto que combina navegación de tres horas en barcos reciclados con comida local en el restaurante del club. Este proyecto obtuvo el segundo premio nacional de producto turístico y ejemplifica cómo generar sinergias internas y atraer nuevo público.
Las claves de su estrategia incluyen:
- Cuotas escalonadas y flexibles
- Servicios neo-náuticos con barcos propios de alquiler
- Digitalización completa
- Eventos durante todo el año para combatir la estacionalidad
- Productos de kilómetro cero en restauración
Club Náutico de La Escala: diversificación de usuarios
Raimón Roca centró su intervención en los datos: 500 socios, 2.000 barcos, 9.000 usos deportivos. Estos números revelan que el impacto del club va mucho más allá de su base social formal.
En el CN La Escala, de 944 amarres, prácticamente la mitad está ocupada por usuarios que no tienen cesión a largo plazo. Son personas que alquilan por días, meses o temporadas sin ser socios del club. Esta realidad ya es parte de su modelo de gestión.
Roca defendió que la base social viene definida desde el primer artículo de los estatutos: son las personas físicas organizadas para fomentar y practicar actividades deportivas. No se trata de un negocio económico, sino de desarrollar una pasión que nace de las personas.
Las actividades deportivas se han convertido en el tercer eje de negocio después de hoteles y vuelos en destinos turísticos. Los clubes náuticos, especialmente en zonas turísticas, tienen aquí una gran oportunidad como proveedores de experiencias.
Ventajas de este enfoque:
- Diversificación de la oferta (buceo, remo, vela, alquiler)
- Captación de público joven
- Redistribución de flujos turísticos fuera de temporada alta
- Conexión intangible con el municipio: actividad deportiva, social, cultural y ambiental
Roca fue claro: mientras exista el club, la figura de socio tiene sentido, pero puede convivir con otros tipos de usuario con menos arraigo y compromiso pero que disfrutan de ventajas y obligaciones distintas.
Real Club Náutico de Sanxenxo: la perspectiva del club pequeño
Modesto Prieto comenzó su intervención reconociéndose como “el patito feo de la película” por la diferencia de tamaño con los otros clubs. En Sanxenxo tuvieron que prescindir del gerente por no poder pagarlo, y la directiva se reparte las funciones de gestión deportiva, mantenimiento, patrocinios y eventos.
Su modelo es más conservador: mantener el club como espacio para socios que pagan 55 euros mensuales todo el año. Prieto expresó sus dudas sobre cómo explicar a estos socios que de repente encontrarán el club lleno de gente que no paga cuota ni tiene obligaciones.
Sin embargo, han implementado iniciativas interesantes:
- Socio deportivo infantil: Niños de colegios locales acceden a cursos de vela sin que sus padres sean socios. Esto ha llevado a muchas familias a hacerse socias al ver que “no son los señoritos de Madrid”
- Compromiso con la comunidad local: todos los contratos laborales a través del ayuntamiento, compra de materiales en el pueblo, contratación de servicios locales primero
- El pueblo ve al club como un referente, no como un coto cerrado
Prieto planteó una pregunta incómoda: ¿Democratización del mar con el capital de los náuticos? Propuso como primer paso que los clubes náuticos de España establezcan correspondencias entre sí para que los socios puedan acceder a otros clubs.
El debate: ¿Modelo híbrido o modelo tradicional?
Durante el debate surgieron algunas cuestiones clave:
Sobre los socios pasivos: Muchos clubs tienen socios históricos que pagan religiosamente su cuota sin usar las instalaciones, y esto sostiene la actividad deportiva y social. ¿Qué pasa cuando esta generación desaparezca?
Sobre los jóvenes: Los socios juveniles a menudo ven el club como “cosa de mi padre” o “de viejos”. La nueva generación piensa diferente: quieren pagar solo por lo que usan, sin demasiada vinculación. Además, demográficamente “los que vienen detrás son la mitad que nosotros”.
Sobre el alquiler como puerta de entrada: La experiencia del CN La Escala demostró que esto no funciona como esperaban. El perfil de quien alquila es alguien que alquila, no necesariamente alguien que luego se hará socio.
Sobre la naturaleza jurídica: Chimo Such insistió en que por ser entidades sin ánimo de lucro que ocupan dominio público, los clubes náuticos deben ser útiles a la sociedad. Si no ofrecen opciones diversas para todos los bolsillos, “moriremos”.
Conclusiones
Los tres ponentes, desde realidades muy diferentes, coincidieron en varios puntos:
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Los clubes náuticos deben evolucionar para adaptarse a la nueva sociedad, pero cada uno debe encontrar su modelo según su entorno y circunstancias 
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La apertura no significa gratuidad: Nuevos tipos de usuarios pueden pagar por servicios específicos sin ser socios de número 
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Las actividades deportivas y turísticas son fuentes de ingresos no despreciables y una vía para conectar con nuevas generaciones 
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El arraigo local es fundamental: Contratar localmente, usar proveedores del entorno, generar impacto social y ambiental positivo 
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Gestión profesional compatible con valores sociales: Se puede gestionar con criterios de mercado sin perder la naturaleza asociativa 
Como dijo Raimón Roca: “Podemos tener un club abierto y profesional sin perder la visión y la misión de la entidad. Somos el acceso deportivo seguro y ordenado al mar, y eso las administraciones también lo necesitan”.
El modelo de socio tiene futuro, pero exige adaptación, creatividad y, sobre todo, entender que cada club náutico debe encontrar su propio equilibrio entre tradición e innovación.
